viernes, 16 de junio de 2017

EL FIN DE CURSO ESTÁ EN EL “HORNO”… LITERALMENTE.

Profesores y estudiantes se asan en clase mientras desde la Administración sólo aciertan a recomendarles beber agua, quedarse a la sombra y atender adecuadamente a quienes necesiten algún tipo de asistencia sanitaria. 





 Yo soy un profesor cualquiera de un instituto cualquiera de Andalucía. Por ello, creo que no hablo en mi propio nombre, sino en el de todos los profesores y, sobre todo, alumnos y alumnas que están sufriendo en estos días de calor extremo unas condiciones tercermundistas e infrahumanas en las aulas de (casi) todos los centros educativos de Andalucía. No son pocos los profesores y asociaciones de padres y madres de alumnos los que han estado solicitando año tras año la adecuación térmica de las aulas y los centros. Igual que en el norte de España las administraciones invierten en la calefacción de sus aulas, del mismo modo pedimos nosotros que aquí invirtamos en dar a nuestro alumnado un trato digno cuando sea el calor y no el frío el que haga imposible aguantar las temperaturas extremas que se han alcanzado estos días en nuestras clases. Hoy, como puede verse en la imagen, 35ºC. Inhumano, ¿no les parece? Pues bien, a algunos dirigentes autonómicos (como antes la Consejera andaluza y ahora su homólogo de Madrid) no se les ocurre otra cosa que recomendar a nuestros pobres hijos e hijas que hagan abaniquitos de papel. Indignante. Hoy mismo (16 de junio) ha llegado una circular de la Consejería de Educación de Andalucía que entre sus ocurrentes recomendaciones nos instan a que dejemos a los alumnos salir a beber agua, que los pongamos a la sombra y que los padres los vistan con ropa adecuada a la temperatura que hace. ¿De verdad se imaginan que no los íbamos a dejar salir a beber o que los podríamos al sol a las dos de la tarde? ¿Creen nuestros jefes que los profesores somos así de insensatos o malvados? ¿Imaginan ustedes a otros de regiones más frías recomendando a sus alumnos traer bufanda al cole y tomar bebidas calientes en vez de instalar radiadores y calderas para la calefacción? ¿O recomendando a los profesores que no saquen a los alumnos al patio cuando hace 10 grados bajo cero y darles la atención sanitaria a quienes la necesiten por congelación o hipotermia? Señoras y señores de la Consejería. El profesorado tiene sentido común. Ya dejamos a nuestros alumnos que beban durante las olas de calor, y los ponemos a la sombra, ¡faltaría más! Lo que necesitamos son aires acondicionados como los que ustedes tienen en sus despachos, y los que hay en las oficinas de todos los organismos públicos. Y si es muy caro mantener a nuestros hijos a temperatura razonable, apaguen ustedes los suyos, que ya son mayorcitos (y mayorcitas). ¿No creen? En el fondo, bien leída la circular de la Consejería, han venido a decirnos que, ante el calor, agua… ¡y ajo! Manuel Calvo Jiménez Profesor de Secundaria en el I.E.S. Federico Mayor Zaragoza. (Sevilla) En Sevilla, a 16 de junio de 2017.

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